Leyenda del Ratoncito Pérez
Uno de los momentos
más esperado de los niños, al menos en España, cuando se les cae un diente es
amanecer al día siguiente y buscar frenéticamente el regalo que el Ratoncito
Pérez les ha dejado bajo la almohada mientras dormía, a cambio del diente de
leche.
Aunque es una leyenda universal, adopta diferentes formas según los países (por ejemplo, en los países anglosajones existe el “hada de los dientes” (“Tooth Fairy”) y, dentro de nuestro propio país, hay también diferentes versiones; de este modo, en Cataluña existe “L’Angelet”, en el País Vasco “Maritxu Teilatukoa –Mari la del tejado- y en Cantabria “L’Esquilu de los dientes” –la Ardilla de los dientes-.
Aunque es una leyenda universal, adopta diferentes formas según los países (por ejemplo, en los países anglosajones existe el “hada de los dientes” (“Tooth Fairy”) y, dentro de nuestro propio país, hay también diferentes versiones; de este modo, en Cataluña existe “L’Angelet”, en el País Vasco “Maritxu Teilatukoa –Mari la del tejado- y en Cantabria “L’Esquilu de los dientes” –la Ardilla de los dientes-.
Sin embargo, ¿cuál
es el origen de este entrañable personaje? Pues este hay que buscarlo en la
inventiva del jesuita Luis Coloma, autor de otros cuentos como “Pequeñeces” o
“Jeromín”, quien recibió el real encargo de escribirle un cuento al que más
tarde se convertiría en Alfonso XIII, y que por entonces era tan sólo un niño
de ocho años al que se le había caído un diente.
El personaje
bonachón que creó Coloma le va enseñando al Rey Buby (que no era otro que el
apelativo cariñoso con el que la reina María Cristina llamaba a su hijo) la
pobreza que existe antes de dejar un toisón de oro en su cama.El ratoncito, que
vivía en una caja de galletas ubicada en la por entonces célebre confitería
Prats en el corazón de Madrid (en la C/ Arenal, nº8), a unos escasos cien
metros del Palacio Real, junto con toda su familia, no dudaba en escaparse
frecuentemente hasta la habitación de Alfonso y de otros niños más pobres que
hubiesen perdido algún diente, sorteando a los gatos madrileños, a través de
las cañerías de la capital.
En la actualidad,
el Ayuntamiento de Madrid ha colocado una placa conmemorativa en dicho inmueble
que reza así: “Aquí vivía, en una caja de galletas, Ratón Pérez, según el
cuento que el padre Coloma escribió para el niño Rey Alfonso XIII”.
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